DERECHO DE LAS MUJERES A LA CIUDAD  

«Las ciudades deben ser concebidas como bienes comunes que sostienen los entramados reproductivos de sostén de la vida»

Ana Falú (2021)

¿La ciudad para quiénes?

Como afirma Saskia Sassen (2013), las ciudades tienen su voz. Las ciudades hablan, no sólo a través de aquellas voces que expresan las fuerzas dominantes, sino también las de las resistencias que se constituyen de múltiples interpelaciones sociales, la de los movimientos por la tierra, la vivienda, los servicios, las voces organizadas por sus derechos, entre estas las mujeres. Las demandas de las mujeres en las calles del mundo, que han generado una nueva épica mundial, que demandan derechos, las voces que demandan por el Derecho a la Ciudad (Falú, 2019).

«El Derecho a la Ciudad es un derecho colectivo que destaca la integralidad territorial y la interdependencia de todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales internacionalmente reconocidos, tal como se regulan en los tratados internacionales de derechos humanos, dándoles la dimensión territorial y un enfoque en estándares de vida adecuados.» (Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad. Carta por el Derecho a la Ciudad de las Mujeres 2004. Barcelona FUM).

Desde una visión androcéntrica, de subvaloración de las mujeres, el urbanismo, la arquitectura y la política pública, han impulsado de modo hegemónico el diseño de ciudades basando sus planificaciones en una supuesta neutralidad de sujetos sociales que universaliza a un sujeto social varon, blanco, productivo y heterosexual dejando a muchos hombres por fuera y a casi todas las mujeres.

En contrapartida, trabajar desde la entrada analítica del derecho a la ciudad supone una ciudad accesible, segura, inclusiva y amigable con las mujeres y los grupos históricamente excluidos, incluyendo a las poblaciones migrantes y desplazadas. Mirar la diversidad de los sujetos sociales, sus necesidades y demandas particulares para equiparar condiciones de uso y disfrute tanto de la ciudad, como del barrio o la casa.

Existe una vinculación constitutiva entre la agenda política feminista y el Derecho de las Mujeres a la Ciudad, desde las cuales se entienden que las ciudades no son espacios neutros que garanticen igualdad de oportunidades para las mujeres, y se relaciona a los modos diferenciales de acceso, a las condiciones y calidades de las infraestructuras y servicios públicos, de transporte, de seguridad, de cuidados, entre otros.

Desde el Grupo de Trabajo de Mujeres, Género y Diversidades de la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, a través de su “Manifiesto por el Derecho a la Ciudad de las mujeres” que se construyo con voces del sur global: Asia, Africa y America Latina. En el mismo se proponen acciones políticas en clave feminista que posibilitan transformaciones hacia ciudades más democráticas e inclusivas. Estos son los puntos centrales del mismo:

Manifiesto del Derecho de las Mujeres a la Ciudad

1

Una ciudad que adopte todas las medidas necesarias, normativas, urbanísticas, económicas y sociales contra la discriminación hacia las mujeres, niñas y disidencias en todas sus formas, garantizando su igualdad en el ejercicio y la realización de sus derechos ciudadanos.

2

Una ciudad que garantice la paridad en la participación política plena y efectiva de las mujeres y disidencias y la igualdad de oportunidades para el liderazgo en todos los niveles de decisiones en la vida política, social, cultural, económica y pública.

3

Una ciudad libre de violencias física, psicológica, verbal, material o simbólica contra las mujeres, niñas y disidencias en el ámbito público y privado que asegure el uso y disfrute seguro de los espacios públicos y los bienes comunes, y garantice la libertad de movimiento.

4

Una ciudad que garantiza la protección de las mujeres, incluídas las refugiadas, en tiempos de guerra, ocupación y conflicto. En una época en que los conflictos armados y el desplazamiento son fenómenos cada vez más urbanos, se debe prestar especial atención a las amenazas, vulnerabilidades y necesidades particulares de las mujeres. Es responsabilidad de la comunidad internacional abordar las causas profundas de estos conflictos que afectan a las comunidades vulnerables.

5

Una ciudad que garantice el acceso a la vivienda adecuada, asegurando su tenencia, acceso a agua potable, saneamiento e higiene, derechos de herencia.

6

Una ciudad que reconozca, valore y redistribuya el trabajo de cuidado de personas dependientes y comunitario, que es asumido por las mujeres principalmente. El trabajo de cuidado debe ser una responsabilidad pública y social.

7

Una ciudad que incorpore las necesidades de las mujeres y garantice el acceso equitativo y asequible a los bienes urbanos, servicios públicos y oportunidades que brindan las ciudades, tales como: servicios de cuidado, alimentación y nutrición, servicios de salud, transporte público de calidad, alumbrado público, lugar e infraestructuras de trabajo para trabajadoras informales, así como oportunidades culturales.

8

Una ciudad que promueva la autonomía económica de las mujeres, garantizando la igualdad en el empleo, la dignidad y la misma remuneración para todxs en igualdad de condiciones, el reconocimiento del trabajo informal de las mujeres y disidencias.

9

Una ciudad donde las mujeres, niñas y disidencias tengan una voz activa y decisiva en los procesos de planificación del espacio urbano, donde se coloque en el centro las desigualdades, las necesidades y deseos de las personas, no omitiendo a las mujeres, niñas y disidencias.

10

Una ciudad que tenga en cuenta la diversidad de las mujeres y que respete los vínculos e identidades comunitarias, fomentando las relaciones sociales y el intercambio cultural sin discriminaciones hacia las mujeres, niñas y disidencias debido a costumbres, tradiciones o prácticas sociales.

11

Una ciudad que promueva la igualdad de género en el acceso al crédito y la comercialización de productos, que promueva y defienda el medio ambiente. Una ciudad que elimine las desigualdades sociales, económicas y de género entre lo rural y lo urbano, que ponga en valor las formas de producción agropecuarias campesinas y la agricultura urbana, reconociendo la vinculación entre lo rural y lo urbano.

Fuente: Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad (2019).
El Grupo de Trabajo de Mujeres, Género y Diversidades fue coordinado desde su inicio e instalación en la Plataforma Global por el Derecho a la Ciudad, por Ana Falú, Consejera Internacional de Feminismos en la Coalición Internacional del Hábitat (HIC).

Estos videos forman parte de la campaña «Alerta, Alerta! La ciudad es nuestra!» y fueron realizados por CISCSA – Ciudades Feministas en el marco del proyecto Somos Territorios. Conocé más sobre nuestra campaña en www.ciscsa.org.ar/campanias

OBSERVATORIO CIUDADES, TERRITORIOS Y GÉNERO

© CISCSA Ciudades Feministas | 2023

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